El DOMUND es una jornada para apoyar la labor solidaria que realizan miles de misioneros por los rincones más pobres y necesitados de nuestro mundo. Y también para rescatar ese espíritu misionero que todos llevamos dentro, aunque no viajemos a miles de kilómetros. Aquí, a nuestro lado, todos podemos descubir a alguien necesitado de ayuda, de cariño, de respeto, de autoestima... Estas pobrezas las tenemos todos muy cerca, más de lo que pensamos, y puede ser hoy un buen momento para ponernos manos a la obra. Esto es lo que intentamos despertar en nuestros alumnos.
Algunos tuvimos la suerte hace algún tiempo (uff... ya van 25 años) de vivir la experiencia misionera durante unos meses, en el corazón de la selva africana, en Guinea Ecuatorial. Allí pasé mi verano del 92, cuando España entera disfrutaba del espíritu olímpico. Y tengo que decir que fue una de esas experiencias que transforma tu vida, que te hace entender de verdad el mundo en que vivimos, el sentido de lo que haces cada día, las relaciones sociales que se establecen entre la gente, el orden económico que gobierna de verdad nuestras vidas...
Aquellas semanas dando clase a los niños africanos empecé a entender dónde está la verdadera felicidad, la cantidad de ridiculeces y "tonterías" en las que perdemos el tiempo y "quemamos" lo más valioso de nuestra vida. Se puede ser muy grande teniendo muy poco (de lo material). Y se puede tener mucho (de lo material) y no ser nadie que merezca la pena.
Ayer vi a mis alumnos con los ojos muy abiertos mientras les mostraba las fotos de mi "aventura" africana. La solidaridad no es una idea, una filosofía, un mensaje bonito... Es una realidad que puedes intentar vivir en las cosas pequeñas del día a día. Es un camino que desde el aula voy intentando explorar con mis alumnos. Espero que algún día lo entiendan y lo vayan haciendo realidad con sus vidas ya adultas y maduras. Por ahora vamos poniendo la semilla.